Actualmente se cultiva de forma sostenible y se exporta a todo el mundo desde que se venera como uno de los super alimentos más antioxidantes gracias a las antocianinas, que también otorgan el mismo poder (e igual color) a los arándanos o las berenjenas.
La composición del maíz morado puede llegar a contener un 13% de proteína, muy baja concentración de grasas, hasta un 80% de almidón y un 10% de azúcares. También aporta fósforo, vitaminas del grupo B, vitamina C y betacaroteno, precursor de la vitamina A. Asimismo, destaca por su alto contenido en fibra y su equilibrio entre nutrientes y calorías. Cada grano púrpura ejerce de valioso escudo contra los radicales libres. Las antocianinas son antioxidantes y antiinflamatorias, protegiendo a las células frente a los daños y el envejecimiento. Resguardan y fomentan la regeneración de los tejidos, sobre todo de los que conforman los vasos sanguíneos, por eso se considera beneficioso para la salud cardiovascular.
Estimula la circulación de la sangre y controla los niveles de colesterol, manteniendo una presión sanguínea baja. Entre otros beneficios de incorporar el maíz morado a la dieta está la mejora de la agudeza visual al regenerar la rodopsina, una proteína que se encuentra en la retina, y reducir el riesgo de enfermedades oculares como las cataratas o la degeneración macular. Este alimento protege el sistema digestivo, especialmente el intestino grueso, ayudando a prevenir enfermedades. Contribuye además a que nuestro organismo sintetice los ácidos grasos, una operación beneficiosa para las personas con diabetes o que están realizando una dieta de adelgazamiento.