Tiene propiedades diuréticas, contribuye a reducir la presión arterial alta, y además contiene enzimas y zinc, lo que la hace buena para nuestro sistema inmunitario y para nuestra flora intestinal. También ayuda a que los varones no sufran de problemas de la próstata.
Para evitar desechar el maíz, el Inca ordenó la distribución de la malta fermentada para aprovecharla en forma de mote, (maíz cocido en agua), pero, dadas las características desagradables que presentaba, se optó por descartarla.
Un lugareño hambriento encontró la bebida tirada en la basura y la bebió toda, al punto de quedar en estado de embriaguez. En ese momento se descubría el valor alcohólico del maíz fermentado en el antiguo Perú. Después de tan humilde origen, la chicha de jora se convirtió en la principal bebida de la nobleza Inca y fue utilizada en importantes ceremonias religiosas en honor a los huacas (lugares sagrados) y Apus (divinidades).